La Barrica de la Oca

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domingo, 20 de julio de 2008

Ledrada

Los primeros restos de los que tenemos noticias en Ledrada son de la Edad del Bronce, localizados en la zona de El Cotillo, Las Coronitas y los Castillejos. En el paraje de los Castillejos se conservan vestigios de una fortaleza que tuvo su origen en la Edad de Bronce, que perduró en la Edad de Hierro, y aún cabe pensar que fuera utilizada, posteriormente, por los romanos. En las Coronitas, hubo dos castros prehistóricos, pertenecientes a la Edad del Hierro”.
Estos poblados estaban situados en lugares de fácil defensa, los constituían casas circulares y la actividad fundamental de sus pobladores era la agricultura y, sobre todo, la ganadería.

Durante la Edad Antigua, el término municipal de Ledrada estuvo ocupado por el pueblo celta de los Vettones, si bien no hay noticia alguna sobre la existencia de un núcleo estable.
Los Vettones eran un pueblo celta que se estableció en las provincias de Salamanca, Ávila y Norte de Cáceres. Su economía se basaba principalmente en la ganadería, debido a que ocupaban zonas con escasos recursos agrícolas. Vivían en castros, de los que se conservan algunos en la provincia salmantina y esculpiron los famosos "verracos" (figuras de toros y jabalís en piedra de gran tamaño, en actitudes pasivas o defensivas, como los llamados toros de Guisando), esculturas de piedra que representan toros o cerdos.
La llegada de los romanos se produjo a lo largo del siglo II a. d. C. y los pueblos celtas apenas opusieron resistencia, por lo que no disponemos de noticias que nos ayuden a saber sobre esta época.
Tampoco disponemos de restos que confirmen la presencia de los romanos, pero cabe suponer que se utilizó como atalaya y defensa dada su proximidad a la Calzada Romana.
Bien pudo ser Ledrada una “Vigia literata sestertium”, torre de vigilancia que levantaban los romanos para vigilar la llanura del Río Gusín o Sangusín. Torre similar a la que construyeron en la Cabeza de Béjar o la Calzada de Béjar; luego, tras la reconquista, convertida en asentamiento permanente al igual que las otras dos citadas. Tal vez sirviera incluso de comunicación con la indiscutible y muy principal ciudadela de la Calzada, cuyas ruinas de obras aún pueden contemplarse. Una vez romanizado el territorio, el primer asentamiento seguramente fue el actual barrio de Casares. Este hecho podemos datarlo en los siglo V al VII d. C.

Con la caída del Imperio Romano por tribus bárbaras procedentes del Europa, se inicia la Edad Media caracteriza por ser un periodo de retroceso cultural y social, la escasez de documentos escritos y la fragmentación del territorio. No obstante, disponemos de algunos restos que nos hablan de la presencia de asentamientos. El actual barrio de los Casares fue el primer asentamiento fijo cuando los habitantes de la zona abandonan los castros y se trasladan a zonas menos inhóspitas. En Val de las Casas, en las proximidades del río Sangusín y en la zona de los Chevitales quedan restos de construcción y fragmentos de cerámica.
Los sepulcros encontrados al norte del pueblo son la prueba de la continuidad de la población en este lugar, si bien no podemos precisar la fecha de los mismos.
A las invasiones germánicas le sucedieron las árabes que sin duda utilizaron las calzadas romanas para su desplazamiento y conquista de la península. En el siglo XI estas tierras fueron liberadas por tropas navarras, vascas y castellanas.
Cuando en el año 1157 muere el rey Alfonso VII divide su reino entre sus dos hijos, dando a Fernando VIII León y a Sancho IV Castilla, quedando la vía o ruta de la Plata como frontera entre ambos reinos. Y Ledrada, incorporada a Castilla, mantendrá su condición de encrucijada y frontera juntamente con los pueblos cercanos de Sanchotello, San Medel, La Puebla, Peromingo, etc. formando parte del Concejo de Béjar.
Su importancia religiosa debió ser grande, pues el beneficiado de Ledrada figura en el año 1234 como uno de los fundadores del “Cabildo de Clérigos del quarto de arriba de la tierra de Bexar”. Y durante muchos años, Valdelcasa y Peromingo fueron anejos a la iglesia de Ledrada.
A finales del siglo XIV, año 1396, Béjar y su alfoz pasan a pertenecer a Diego López de Stúñiga. Esta incorporación le será notificada a los vecinos por medio de un veredero. A partir de esa fecha, Ledrada y el resto de la Tierra de Béjar queda vinculada a la familia de los Stúñiga, Señores primero y, más tarde, Duques de Béjar, hasta la desaparición del régimen feudal en el año 1811.
En 1479 se promulgan las Ordenanzas de la Tierra de Béjar, que regula la vida y las relaciones entre las personas y sus actividades económicas. Por ellas, sabemos que Ledrada era un pueblo agrícola y ganadero.
La Cañada Real que discurre al oeste del término municipal se utilizó desde finales de este periodo para el tránsito de ganado, a pesar de que no pertenecía a la red de cañadas reales y se intentó que no fuera utilizada por los ganaderos.

El descubrimiento América originó un flujo migratorio que llevó a muchas familias de Castilla a emigrar a las nuevas tierras. En relación con Ledrada sólo tenemos noticias de que Francisco Gómez, soltero de veintitrés años, emigró en el año 1619, según consta en las listas de embarque del Archivo General de Indias de Sevilla.
En el censo de 1528, el municipio de “El Adrada” figura con 22 vecinos pecheros y San Medel y La Puebla con 19 vecinos.
A mediados del siglo XVIII se elabora el Catastro de Ensenada cuya finalidad era hacer un inventario de los bienes para establecer un tipo de contribución común de acuerdo con la riqueza de cada uno de los vecinos. Para elaborar el Catastro de cada lugar se constituía una comisión en la que un grupo de vecinos iban contestando al cuestionario de 40 preguntas, enviado a todos los pueblos y ciudades de la Corona de Castilla. Dicha Comisión estaba integrada por el Alcalde, el Regidor, el Procurador, el Cura Párroco y el Escribano de la localidad, junto con varios vecinos del pueblo como personas que conocían el término y a sus moradores.
El Catastro de Ensenada, nos aporta gran cantidad de datos para conocer aspectos fundamentales del pueblo a mediados del siglo XVIII.
Las tierras de Ledrada estaban divididas en tres hojas, denominadas del Carrascal, de Arriba y del Campo. Cada una de ellas comprendía diversos terrenos como huertos, linares, prados, cortinas, tierras de labranza y monte. Para cultivar estas tierras el pueblo tenía treinta y cinco labradores y veintiséis jornaleros.
En cuanto a producciones y oficios existía un molino harinero en el arroyo del Quebrajano de una sola piedra. Había dos tejedores de lino y uno de lana. Once criadas, ocho mozos sirvientes, un cirujano-sangrador, un herrero y un cartero. El pueblo carecía de taberna, carnicería, panadería, tienda y mesón. Una actividad destacada era la de arriero con siete vecinos que disponían de una a cuatro mulas cada uno.
El Concejo tenía una casa-concejo en el barrio de la Iglesia para encerrar a los presos, una casa en el barrio de los Barrancos que se usaba como fragua y un corral para encerrar el ganado que se retenía por hacer daño en sembrados ajenos.
Igualmente disponía de un juego de pesas y medidas para las transacciones comerciales.

La Guerra de la Independencia de 1808 afectó a Ledrada ya que tropas francesas estuvieron en el pueblo cometiendo numerosos actos de pillaje, requisando alimentos y joyas, asaltando la iglesia y la ermita, expoliando objetos litúrgicos y quemando los archivos históricos. Por otro lado, los mozos de la localidad fueron llamados a filas para luchar contra los franceses con el beneficio de que las deudas que tuvieran en ese momento contraída quedaba suspendida hasta su regreso, si éste se producía.
El Diccionario geográfico y estadístico de España y Portugal (1826) de S. Miñano señala que el pueblo contaba con ciento ocho vecinos con un total de trescientos sesenta habitantes. Mientras que sus anejos, Puebla y San Medel solamente tenía 25 vecinos. Igualmente señala que era un pueblo con muchos trajineros.
El Diccionario geográfico-estadístico-histórico de Salamanca de 1848 a 1850 de Pascual Madoz, señala que contaba con 78 casas de mediana construcción, repartidas en diferentes calles y una plaza; disponía de tres fuentes de cuyas aguas se surtían todos los vecinos, el clima era destemplado, siendo las enfermedades más comunes las pulmonías y los catarros y abundaban las cabezas de ganado porcino que pastaban en sus dehesas con otro tipo de ganado. En cuanto a la población le asigna 86 vecinos y 300 almas.
En el año 1852 se elabora el proyecto de trazado de la vía férrea de Astorga a Plasencia. Sin embargo, trascurrirán cuarenta y cuatro años para su inauguración en julio de 1896. La línea Astorga (Palazuelo de) Plasencia o “Vía de la Plata”, significó el progreso y la prosperidad para Ledrada y la vecina Guijuelo, favoreciendo el desarrollo de la industria chacinera.
Superada la Guerra Civil, el municipio emprende el camino del progreso, impulsado por la laboriosidad de sus habitantes, la experiencia acumulada como arrieros, el contacto con la industria chacinera de Candelario y la ruta del ferrocarril.
El Diccionario Geográfico de España publicado en Madrid en 1959, señala que en esa fecha Ledrada cultivaba una media de 30 ha. de cebada, 20 ha. de trigo, 12 ha. de centeno, 10 ha. de algarrobas, 5 ha. de patatas y que su viñedo alcanza las 30 ha. de cultivo.
En cuanto a la ganadería, el diccionario nos aporta los siguientes datos: 854 gallinas, 677 ovejas, 259 cerdos, 233 cabezas de vacuno, 216 asnos, 106 cabras, 104 conejos y 9 caballos.
El crecimiento del pueblo se manifiesta en sus mil ciento treinta habitantes, las 23 fábricas de embutidos, 2 carpinterías, 2 tahonas, 1 molino de harina, 1 horno de tejas y ladrillos, 1 sucursal bancaria, servicio de correos, central telefónica y central telegráfica. Dispone de cuatro escuelas, una escuela privada, dos fondas, dos veterinarios, una farmacia y un cine. Los viernes se celebra mercado. En estas fechas ya cuenta con abastecimiento de agua y alcantarillado y algunas calles pavimentadas.
En la actualidad, la actividad agrícola ha desaparecido y las tierras se destinan a la ganadería, si bien su cabaña ha disminuido. Su actividad se centra en la industria chacinera encuadrada en la Denominación de Origen “Jamón de Guijuelo”.

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